No sé qué duele más
si la estafa económica
la mezquina
que saca a relucir
esa maldad con garras
miserable y dañina
y es entonces y allí
que se pierde la autoestima
Pero es peor sin dudas
la estafa afectiva
disfrazada de amor
porque duele en el alma
donde clava la espina
y se va desangrando
por la herida
toda la maravilla
que una vez
llegamos a creer
que valía la pena
ser vivida.
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