El día que apagamos la televisión y volvimos al potrero

Alguien lanzó la consigna, como el #Niunamenos, y a todos nos pareció fantástico. Los sponsors no pudieron seguir especulando con la invasión visual y la auditiva, que podía entrar por la radio, tuvo que limitarse al entretiempo. Todo el aspecto del negocio que se robó el juego y alimentó la violencia en las canchas se quedó sin poder de un día para el otro.
Como medio siglo antes, el futbol pasó a ocupar la tarde de los sábados y domingos. Seguidores y fanáticos pasaron a imaginar la jugada narrada sin más especulaciones que las que podía hacer el relator radial, porque no veían otras alternativas dado que carecían de acceso visual al resto de la cancha.
Sábados y domingos por la mañana o antes de comer los pibes volvieron al potrero y los más grandes les hacían de hinchada.